En nuestra cultura, las rosas se utilizan mayoritariamente como decoración o para perfumes y pócimas por el estilo, mientras que apenas se hace uso de ellas con fines alimenticios. Por suerte para nosotras la magia es variada a lo largo y ancho del mundo, y no en todas partes es así. En Oriente Medio el agua de rosas es una bebida tradicional y popular; en el sur de Asia el helado con sabor a rosa es muy aclamado… Y en China llevan siglos mezclando el té con rosas. El original China Rose, uno de los tés perfumados más clásicos, tiene como base el té negro (a diferencia de nuestro La ridícula idea de no volver a verte, que lleva té verde). Implica una brujería muy particular: melosas hojas de té negro se mezclan con pétalos de rosa, formando capas, y se dejan para absorber el aroma, creando un sabor gratamente perfumado. Cuando se logra la calidad buscada, se separan. En China se conoce como Meigui Hongcha. ¿Queréis ver qué pasa cuando modificas el hechizo y mezclas las rosas con té verde?
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